La autorregulación emocional adquiere a lo largo de toda la vida. Nuestras primeras experiencias van dando forma al sistema nervioso, y las que vamos viviendo posteriormente, lo remodelando. Gracias a la neuroplasticidad, somos capaces de entrenarnos y de aprendre a autorregularnos. La psicóloga Ainhoa Videgain nos lo explica en esta nueva cápsula de Gestión emocional en tiempos de pandemia
El sistema nervioso autónomo actúa como un "vigilante" que vela por nuestra supervivencia. Tanto es así que decide si la situación a la que nos enfrentamos es o no una amenaza para nosotros. En función de esta valoración, pone en marcha una serie de mecanismos y procesos para darle respuesta que siempre tienen una intención protectora. Pero, ¿qué podemos hacer cuando estas respuestas son demasiado intensas, cuando están desreguladas?
Los recursos que propone Ainhoa Videgain son los siguientes:
- Tomar conciencia de la forma en que nos desregulamos: qué pensamos, cómo sentimos, qué sensaciones experimenta nuestro cuerpo. Recopilar toda esta información nos ayudará a tomar perspectiva y redirigir nuestra respuesta.
- Estrategias autorreguladoras: poniendo en práctica una serie de ejercicios podemos hacer un cambio intencional en el sistema nervioso que tenga un impacto directo en nuestro organismo. Así, las estrategias autorreguladoras pueden ser de dos tipos: de cerebro a cuerpo y al revés. En el caso de las estrategias que se inician en el cerebro y que inciden en el cuerpo, podemos practicar estas: reevaluación cognitiva, mindfulness, exploración de emociones o simplemente, buscando distracciones. En el caso de las estrategias que trabajan el cuerpo y revierten en el cerebro, es interesante aprender a tomar conciencia de la respiración, la postura corporal y la expresión fácil, así como poner en movimiento el cuerpo.
La habilidad que tengamos para autorregularse nos modulará nuestra forma de pensar, sentir y actuar, y así repercutirá en la forma de relacionarnos con nosotros mismos y con nuestro entorno.
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